En El primer libro, los tres escritores reunidos en una sala empiezan a experimentar con un chat creativo que está todavía en fase de desarrollo. En una de sus primeras interacciones con el programa, uno de los creadores, Edmundo, le ordena que genere un alegato contra la tecnología, como algo irónico.
Vamos a darle otra oportunidad. Le vamos a ordenar que escriba un panfleto contra la tecnología. Sería algo muy irónico ¿no?
El primer libro (2013)
Estos días, más de diez años más tarde, ha pasado algo parecido.
En la recepción de la conferencia de desarrolladores de OpenAI en San Francisco, se congregó una multitud para presenciar críticas mordaces al arte creado con inteligencia artificial. Sin embargo, lo curioso es que esos ataques fueron generados por la propia IA. Alexander Reben, un artista formado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, combinó su código personalizado con el modelo de lenguaje GPT-4 de ChatGPT para generarlos.
Reben se convertirá en el primer artista en residencia de OpenAI el próximo mes. Su llegada se produce en un momento en que la inteligencia artificial generativa avanza rápidamente y los artistas y escritores intentan comprender sus posibilidades e implicaciones.
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