Torre Carbonero. Desembocadura del Río Guadiamar

Manuel Olías, catedrático de Hidrología Superficial e Hidrogeología en la Universidad de Huelva, analiza los desafíos de la gestión del agua subterránea en Doñana. Destaca cómo la sobreexplotación de los acuíferos, principalmente debido a la agricultura de regadío, junto a la falta de coordinación entre las autoridades han agravado la situación, afectando gravemente al Parque Nacional. Además, subraya la necesidad de implementar varias medidas urgentes para mitigar los efectos del cambio climático y la contaminación.

Entrevista a Manuel Olías

¿Qué implicaciones ecológicas tiene el desplazamiento de la división de aguas subterráneas en la zona de Doñana y cómo se espera que el cambio climático agrave la disminución de los niveles de agua subterránea?

En el acuífero Almonte-Marismas existe una divisoria hidrogeológica natural que hace que en la parte oeste (perteneciente a la demarcación hidrológica del Tinto-Odiel-Piedras) el flujo del agua subterránea se dirija hacia la zona del río Tinto, mientras que en el resto (perteneciente a la demarcación del Guadalquivir) el flujo se dirige hacia el este, hacia el Parque Nacional. Los bombeos de aguas subterráneas entre la zona de Palos, Mazagón y Moguer de la demarcación del Tinto-Odiel y Piedras han desplazado esta divisoria hacia el este, de forma que el agua que se infiltra en el acuífero en la cabecera del arroyo de La Rocina ahora fluye hacia el oeste. Ello provoca que haya un menor aporte de aguas subterráneas hacia el arroyo de La Rocina y, consiguientemente, hacia el Parque Nacional.

El cambio climático producirá una reducción de la recarga del acuífero y, por tanto, una disminución de niveles y menores aportes de aguas subterráneas hacia los hábitats de Doñana, lo que agravará la situación actual.

¿Qué estrategias se están considerando para mitigar los efectos del cambio climático en la recarga del acuífero?

Ante la disminución de la recarga solo hay dos posibles estrategias, por un lado tratar de incrementarla mediante recarga artificial o gestionada y, por el otro, disminuir las salidas por bombeos. Que yo conozca, hasta ahora no hay planes para incrementar la recarga al acuífero, pero es una opción que se debería considerar.

¿Por qué el importante cono de depresión debido a la extracción de agua subterránea en los alrededores de Mazagón no ha sido detectado por las autoridades del agua y cómo puede mejorarse la coordinación entre ellas para gestionar eficazmente el acuífero de Doñana?

Creo que ha faltado una visión global del acuífero, la zona de la demarcación del Tinto-Odiel-Piedras está gestionada de la Junta de Andalucía, mientras que el resto depende de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, a su vez dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Estos dos organismos han realizado estudios del agua subterránea de su demarcación pero el acuífero es el mismo, es decir, lo que se haga en una zona pueda afectar a la otra. A esto se ha sumado que el acuífero en esta zona es complejo, con dos niveles a distintas profundidades que tienen una respuesta diferente frente a los bombeos.

¿Cuál es el riesgo de salinización del agua del acuífero de Doñana debido a la intrusión de agua marina por la desembocadura del río Guadiamar y qué impacto tienen las extracciones de agua para uso urbano en Matalascañas en este problema?

No entiendo a qué se refiere respecto a la intrusión marina por la desembocadura del río Guadiamar. Afortunadamente, los niveles piezométricos del acuífero cerca de la costa son elevados por lo que no hay problemas de salinización por intrusión marina. Sí se conoce desde hace bastante tiempo que las extracciones de Matalascañas tienen un fuerte impacto en las lagunas próximas del Parque Nacional, como la del Brezo, Charco del Toro, Taraje, etc.

¿Qué implicaciones tuvo la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en 2021 sobre la gestión del agua en Doñana?

Creo que fue una importante llamada de atención para los responsables de la gestión del agua. A raíz de esa sentencia la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ha reconocido la gravedad de la situación y a finales de 2023 se firmó un importante acuerdo entre el Gobierno de España y la Junta de Andalucía para mejorar la situación ambiental del Parque y favorecer actuaciones para un desarrollo sostenible.

¿Qué problemas de contaminación están asociados al uso de fertilizantes en la agricultura en la zona de Doñana, cómo afectan a los acuíferos y qué medidas se han tomado para abordar esta contaminación?

El acuífero Almonte-Marismas es muy vulnerable a la contaminación debido a que es muy arenoso (con muy poca capacidad de retención de contaminantes). Además, el nivel freático se encuentra a muy poco profundidad, con lo que cualquier producto que se añada al suelo con el agua de riego puede llegar al nivel freático. Como consecuencia, las concentraciones de nitratos, y también en algunos casos plaguicidas como el glifosato, son muy elevadas en amplias zonas del acuífero. La única medida posible para evitar la contaminación es concienciar a los agricultores para que reduzcan el uso de estos productos, pero hasta ahora no ha tenido ningún resultado pues los niveles de contaminantes en el agua subterránea no se han reducido. Otra opción es que dejen de regar y, por tanto, utilizar fertilizantes y pesticidas, como se propone en el plan que ofrece incentivos económicos a los agricultores (hasta 100.000 euros por hectárea) para que abandonen el regadío dediquen sus tierras a un uso forestal.

¿Cómo ha influido la agricultura de regadío en la zona de Doñana en la disminución de los niveles de agua subterránea?

La relación es directa, conforme han ido incrementándose las extracciones para regadío los niveles en el acuífero han ido descendiendo. Este es el principal problema al que se enfrenta Doñana. Los bombeos para uso urbano en Matalascañas provocan graves problemas en las zonas próximas del Parque Nacional pero son de menos magnitud, unos 2.5 hm3/año frente a unos 100 hm3/año que se extrae para riego agrícola.

¿Qué desafíos enfrenta la coordinación entre las diferentes autoridades del agua en la gestión del acuífero de Doñana?

El principal desafío es que se deje de utilizar el problema de Doñana con fines políticos y actuemos todos en la misma dirección, que debe ser la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible de la zona. Como he comentado anteriormente, también hay que mejorar la coordinación de los estudios sobre el acuífero entre las zonas dependientes de las demarcaciones del Guadalquivir y Tinto-Odiel-Piedras.

¿Qué medidas específicas se están implementando como parte del plan para mejorar la situación del acuífero y los ecosistemas asociados a Doñana?

En el acuerdo firmado por la Junta de Andalucía y el Gobierno de España en 2023 se recogen numerosas medidas, entre ellas: el cierre de pozos ilegales y la mejora de la gobernanza; la reordenación y las captaciones de Matalascañas para alejarlas del Parque Nacional y, a medio plazo, su sustitución de las extracciones de aguas subterráneas por aguas superficiales para el abastecimiento a esta población; así mismo, la sustitución de bombeos para regadío por aguas superficiales; la adquisición de terrenos con derechos de aguas para que se dejen de extraer aguas subterráneas, como ya se hizo en 2015 con la compra de la finca Los Mimbrales; el plan de incentivos económicos para transformar tierras de regadío en zonas forestales y, de esa forma, eliminar bombeos. Es necesario que estas medidas se agilicen y se implementen lo antes posible.